Honradez y sentido común

11 mayo, 2009

A BUSCAR LEÑA capítulo 2

Capitulo 1, pulsa aqui

Aquella mañana el gallo cantó mas fuerte que nunca. Sumido en un profundo sueño, aquél grito sonó en su cabeza como si tiraran de su pelo cien personas a la vez, luego escuchó la voz de su padre que sonaba impaciente.

- ¡Vamos levántate, dijiste que hoy me acompañabas!

Mientras se vestía perezosamente y estiraba los brazos contestó:

- Todavía es muy temprano, estoy muerto de sueño .

-¡Acelturm!, le dijiste a tu padre que lo acompañabas , levántate y ven a desayunar- le dijo su madre con voz imperiosa.

Muy despacio se levantó, se restregó los ojos y se puso la ropa, para ir a desayunar a la cocina, allí estaba preparada la leche caliente con tortas de maíz.

La familia de Acelturm estaba bien acomodada, tenía las necesidades cubiertas y se podía permitir algunos caprichos, su madre se llama Omeisa y se dedica a cuidar del hogar, se podían permitir contratar a una criada que ayudaba a realizar las tareas de la casa, mientras la señora también se dedica a llevar las cuentas del negocio de su marido. El negocio del marido de Omeisa cuyo nombre es Áketurg, es recoger leña en el monte o el bosque para luego venderla, es un buen negocio ya que la mayor parte de la leña recogida se la vendía a la gente acaudalada del pueblo. Para ello tenía dos empleados que prácticamente realizaban el trabajo más duro, con lo cual él se dedicaba a cobrar y a conducir el carro, a veces ayudaba a cargarlo. La venta de leña es un buen negocio porque el coste no es muy alto, aunque el trabajo es duro, casi toda la que recogía se vendía a la gente rica del pueblo y luego la que sobraba se la quedaba para la casa o la guardaba en el almacén que tenía en las afueras del pueblo.

-¡Acelturm, venga date prisa! - le gritó su padre mientras esperaba en el carro con sus dos empleados, Torvu y Bak.

-¡Ya voy! - dijo mientras salía corriendo de la casa y se sentó al lado de su padre - hola Torvu, hola Bak.

-¡Hola!- Contestaron los dos al unísono.

Salieron hacia el monte, durante el camino Torvu y Bak se pusieron a conversar.

-¿Sabes las nuevas noticias que llegaron sobre el reino? - dijo Bak

- No, últimamente no veo a ningún forastero.

- Pues yo vi uno ayer y me contó cosas bastantes interesantes de posibles nuevos acontecimientos en el reino.

-¿Nuevos acontecimientos?, acaso el viejo rey se ha vuelto a casar.

- No, hombre no, el viejo rey se está muriendo.

- Horbás, "El máximo, ¿se está muriendo?, pero entonces que será de nosotros.

- Parece ser que el trono lo va a heredar su hija, la princesa Banalur, pero no se sabe si su hermanastro, el príncipe Horiel reclamará el trono, aunque como es sabida la princesa tiene el derecho de coronarse reina al ser la primogénita.

- Parece que se avecinan tiempos difíciles, Bak

- Eso parece, Torvu.

Acelturm escuchó la conversación, y miró hacia atrás observando como los empleados de su padre hablaban de otro tema despreocupadamente, luego giró hacia su padre para preguntarle:

- Padre - su padre se giró hacia él -¿qué quieren decir cuando hablan de que se avecinan tiempos difíciles?

- Pues - su padre se lo pensó, no sabía si hablarle como a un niño o un hombre, aunque tuviese dieciséis años. - Mira, los asuntos de la capital, donde se encuentra el palacio del rey, son muy complicados, los rumores unas veces son ciertos y muchas otras son engaños, la vida es muy complicada, como para estar preocupándonos por asuntos que no se saben si serán verdad.

- Pero padre, si hay una guerra, ¿nosotros tendremos que luchar?.

- Pues claro hijo, tenemos que defender todo lo que hemos conseguido.

- ¿De que lado lucharemos, con la princesa o con el príncipe?

La conversación empezaba a incomodar al padre, la princesa es la heredera legítima, pero dicen que tienen aires de maldad y en cuanto al príncipe, es el hijo de la segunda esposa del rey, solo tendría acceso al trono si su hermanastra muere. Por lo tanto contestó:

- Lucháremos al lado de quien reine en Kartmanzia.

Acelturm se quedó mirando a su padre, mientras éste llevaba las riendas del carro, al cabo de un rato giró la cabeza al frente.

Estaba empezando a amanecer, el cielo con un color rojo anaranjado, presagiaba que iba a ser un día soleado. Torvu y Bak seguían conversando. De todo un poco, a veces de gallinas, otras de la hija de fulanito, etc. Acelturm analizaba la respuesta que le había dado su padre, ¿a que se refería cuando dijo que "lucharemos"?. Nunca había utilizado un arma y solo se había peleado con otro chico, por algún insulto sin importancia. Otra cosa que también preocupaba al muchacho, era el bando con el que pensaba luchar su padre, no lo dejó muy claro, "con quien reine", ¿si reina la princesa y su hermano se levanta en armas contra ella?. Pero no dicen que la princesa Banalur, tiene un corazón oscuro y su hermanastro es noble y justo, como su padre.

Falta poco para llegar, ya empieza a verse el techo del almacén, donde guardan la leña que no pueden transportar en el carro, para poner a secar aquella que está húmeda por la lluvia o por la niebla, ahí dejan el carro. Una vez allí Acelturm se baja de un salto, para echar una ojeada alrededor del almacén, hacía casi un año que no venía, siempre había inventado alguna excusa para no venir, pero ahora no le quedó otro remedio y tuvo que aceptar la "invitación" de su padre. Nada había cambiado, todo seguía igual, desilusionado, después de inspeccionar los alrededores, se acercó a su padre, este lo miró y le dijo:

- Bueno y que te parece lo que has visto.

- Sigue todo igual, yo pensé que habrías hecho algún cambio.

- Seguro que no te has fijado bien, los chicos y yo hemos trabajado muy duro para mejorar esto, me ha costado mucho esfuerzo tener lo que tengo, y a lo mejor, si tú quieres, podría ser tuyo, tienes que fijarte mejor, se han cambiado algunas cosas, vete y dile a Torvu que abra la puerta del almacén.
Acelturm se acercó hasta Torvu y le dijo que le abriera el almacén, éste cogió la llave de su bolsillo y abrió la puerta.

-¡Venga señorito!, pase y vea ,nosotros y vuestro padre hemos trabajado mucho para mejorarlo , fíjese bien, verá que esto ha cambiado, ¡ah!, tenga cuidado con las ramas, algunas tienen las puntas muy afiladas y pueden pincharle.

El muchacho entró, una vez estuvo abierta la puerta completamente, vio que todo estaba muy bien iluminado, debido a unos grandes ventanales en las paredes laterales, que dejaban pasar mucha luz, siguió caminando, mirando para todos lados, a ver si veía algo nuevo, el almacén estaba casi vacío, para eso estaban allí, para llenarlo, cuando miró a la pared del fondo, vio una puerta que no estaba allí antes, igual que los ventanales, no estaba la última vez que pisó este lugar, se acercó muy intrigado por saber que es lo que había tras la puerta, cuando pasó y vio lo que había en ella quedó boquiabierto. Una gran habitación, con cuatro camas a un lado y en el centro una chimenea, con un montón de leña al lado, caminando hacia la izquierda una mesa de madera con cuatro sillas, también de madera, una cocina y un pequeño cuarto en una esquina para guardar los víveres.
Acelturm se quedó boquiabierto, sin saber que decir, su padre y los dos empleados se acercaron por detrás con una gran sonrisa y dándole una palmada en la espalda a su hijo, este le dijo:
- Bueno y que te parece, como te ha dicho Torvu, hemos trabajado mucho para mejorar este lugar, ahora el tiempo que tengamos que pasar aquí, lo haremos para descansar y recuperarnos para la faena, no como antes que en vez de descansar salíamos como si no hubiésemos parado en dos semanas, bueno, ¿te gusta lo que ves?.

- Pero, ¿cuando lo habéis hecho?, esto es fabuloso, podríamos quedarnos a vivir aquí.

- No es para tanto - le dijo el padre - pero ahora espero que subas mas a menudo. ¡Bak está todo preparado!

- Sí señor, cuando usted quiera podemos empezar.

Los cuatro salieron a buscar leña con los caballos de carga portando dos grandes cestos a cada lado, cada vez que los llenaban iban al almacén a vaciarlos y volvían otra vez, así hasta que empezaba a anochecer, a partir de entonces volvían al almacén para descansar y pasar la noche.
-¿Cómo estás?, - le preguntó a Acelturm su padre.

- Un poco cansado y con unas cuantas magulladuras, pero estoy bien.

- Vete a descansar pronto, porque mañana desde que salga el sol empezaremos.

Después de cenar, Acelturm se fue a acostar y cayó redondo encima de la cama, enseguida se quedó dormido. Mientras su padre y los empleados se quedaron separando la leña, la que estaba seca de la verde, haciendo manojos para luego venderlos. Después de terminar, cogieron una botella de vino que había en la despensa y un manojo de cartas, para quedarse bien entrada la noche jugando y bebiendo.
Acelturm se despertó, estiró los brazos y miró alrededor, todavía estaba oscuro, miró a su padre y los empleados, estaban dormidos, durante unos minutos se quedó sentado en la cama sin saber que hacer luego se levantó se puso la ropa y las botas, decidió que salía a dar un paseo, hasta que los demás se despertasen. Fuera hacía una ligera brisa que hacía que sintiera un poco de frío, una luna llena daba algo de luz para poder ver el camino, así que el muchacho empezó a andar, pensando como debe ser vivir en la capital del reino, como es el príncipe, la princesa...........de repente oye un ruido y se pone a alerta:

-¡Quién anda ahí! - nadie contesta - bueno debe ser una alimaña- pensó.

Siguió caminando sin darle mas importancia a lo sucedido, pensando en unas cosas y en otras.
De repente oye otro ruido, esta vez se asusta, se queda mirando y no ve nada, se ha alejado mucho del almacén, oye un aullido, no muy lejos, su temor aumenta y empieza a correr, corre con todas sus fuerzas, nunca había corrido tan rápido, parece que ya no se oye ningún ruido, pero no deja de correr, el miedo le da una fuerza superior y sigue, no piensa parar hasta que entre por la puerta del almacén, entonces tropieza y se cae, rápidamente se levanta , mira hacia atrás, está todo tranquilo, y entonces echa a caminar.

¡¡¡PAAAM!!! y Acelturm pierde la conciencia.

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Autor: Toni