Honradez y sentido común

28 abril, 2009

EL EXTRAÑO Capítulo 1

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Todo empezó un domingo, que la gente estaba reunida en el parque del pueblo, charlando y riendo. Cuando vieron aparecer a un extraño, corriendo con una mano en el hombro, mientras este sangraba, mirando repetidamente hacia atrás, con una mirada aterrorizada,como si lo estuviese persiguiendo un demonio.

Todos fueron corriendo hacia donde estaba él, para prestarle ayuda. De repente, cayó de rodillas y se desmayó.

-¡Llamad al hechicero!, ¡corred!, se está desangrando,¡corred!.

El pueblo es un lugar pequeño, aquí se conocen todos, aunque eso no quiere decir que se lleven bien, pues aquí no habrá viviendo mas o menos unas mil personas. La gente aquí se suele dedicar a cultivar la tierra y a algún comercio, como una tienda de víveres, un bar, etc.

Pero lo mas extraño que había era la tienda del señor inquietante, o al menos la gente la llamaba así, dicen que vendía objetos mágicos, pócimas milagrosas y cantidad de cosas extrañas que nadie sabía para que servían. El señor inquietante decía que se llamaba Vernaus, aunque muchos pensaban que ese no era su verdadero nombre, no había nacido aquí pero llegó al pueblo hace mucho tiempo.Tenía un carácter bastante introvertido, no era huraño solo poco sociable, poca gente sabia algo de él y lo que sabían se lo callaban. En su tienda había una cantidad enorme de objetos no muy comunes (raros),muchos de ellos incluso tenebrosos y macabros como cabezas de serpiente de tres ojos, toros enanos de dos rabos , etc. Todos disecados , eran amuletos para la brujería y la temida magia oscura. Había objetos para magos nobles que eran los aprendices de los magos supremos y para los hechiceros, estos últimos solían llevarse sapos vivos para sacar pócimas curativas de su piel y rabos de gato de dos cabezas para la vista, que además ayudaban a curar las heridas. Los hechiceros eran los que curaban a los enfermos.

Aparte del señor Vernaus el resto de personas del pueblo eran normales, bueno casi todas, si no hablamos del hechicero que era como el médico, él curaba a todos los enfermos y todas las enfermedades y a quien no podía curar era porque estaba destinado a morir. Nosotros le llamábamos el salvavidas, pero su auténtico nombre nunca ha estado muy claro, se cree que era Kitapac, el dios que cayó de pie, dijo otro hechicero, que había venido a comprar a la tienda del señor inquietante. Llevaba siempre una túnica marrón oscuro con capucha que se ponía para realizar alguna ceremonia de curación. Tenía unas manos largas, dedos que acababan en unas uñas largas pero limpias, rostro añejo con mirada profunda y una barba gris que casi llegaba al ombligo. Era una persona muy respetada en la región y sus consejos siempre estaban cargados de sabiduría.

El pueblo está enclavado en el valle de Farenturg, en la región de Zertiad, reino de Kartmanzia. Normalmente suele ser un lugar tranquilo(bueno las típicas peleas por boberías, discusiones, lo normal para que el pueblo no sea tan aburrido). Había tres cantinas y una posada que solían dar cobijo a los visitantes, dos molinos de agua para moler el grano y dos tiendas de víveres, luego la tienda de objetos mágicos que daba al pueblo fama en la región, todo lo demás son casas, unas mas grandes otras mas pequeñas. En fin un pueblo normal, si no hubiera pasado lo que pasó.

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Autor: Toni