El profesor norteamericano Michael Coppedge afirma que hay “actores estratégicos en la sociedad política, que son aquellos que tienen suficiente poder para alterar el orden público, impulsar o detener el desarrollo económico o, en general, afectar la marcha de la sociedad, ya sea porque poseen determinantes bienes de producción, o mueven organizaciones de masas, o tienen influencia sobre la maquinaria administrativa del Estado, o manejan las armas o poseen la capacidad de diseminar con fuerza ideas e informaciones sobre la sociedad”. Según el profesor de Ciencia Política en la Universidad de Notre Dame, la gobernabilidad depende de que las relaciones entre estos “actores estratégicos” sean estables y aceptadas.
Los poderes fácticos residen básicamente en los sectores empresariales, la prensa, las iglesias, los estamentos militares, los grupos de presión, los grupos de tensión, los nuevos movimientos sociales, ciertas organizaciones no gubernamentales (ONG), las mafias y otras entidades cuyas potestades no están previstas ni autorizadas por la ley pero que no por eso son menos eficaces ni menos influyentes a la hora de la toma de las decisiones en la vida social.
Extracto de un articulo de Rodrigo Borja