12 de junio de 2012
P89
Cuando enjuicio a alguien
y veo faltas en su conducta
mi actitud encierra estos sentimientos:
miro al otro como una cosa
y no como un conjunto de muchas partes.
Me desagrada. No puedo entenderlo.
No puedo justificarlo, pues el "sabe como actuar".
Al proceder de este modo estoy mostrando
mi propia autocondenación:
una falta significa fallar a un ideal.
¿Que ideal? El Mío.
Las acciones de otra persona son buenas, malas
o comprensibles de acuerdo a "mi experiencia".
Mis críticas al otro revisten esta forma:
Si "yo" hubiera dicho o hecho eso
pensaría que "soy" prejuicioso, inmaduro, egoísta.
Una parte de mí desea o podría hacer lo mismo;
por eso condeno esa acción de forma implacable.