Honradez y sentido común

19 abril, 2009

La obsesión del deseo / Parte 1

Preso del destino, no sabía que hacer, estaba anclado en el miedo, quería encontrarse con el olvido, pero el olvido se alejaba para recordarle que le esperaba el futuro, tenia tanto miedo a ese futuro que se refugiaba en los recuerdos.

Estaba en una fiesta, y ahí estaba ella, tan bella y tan hermosa que no se podía soñar con una chica mejor, su sonrisa era el reflejo de la felicidad, ella no lo sabía pero ya él la amaba. Pasó la fiesta buscando un amigo en común, para que los presentara, al fin lo encontró. estaba muy nervioso, por fin la iba a conocer. Se llamaba Sofía, que maravilloso nombre, era dulce y amable, se besaron en la mejilla, él sintió que su corazón palpitaba a una mayor velocidad, de cómo su rostro se encendía y se ruborizaba, al fin la había conocido pero enseguida se disculpó, se tenía que marchar, apenas pudo cruzar palabra con ella y se iba, no sabía si pedirle su numero de teléfono, quería volver a verla, quería hablar con ella, quería volver a sentir el calor de sus mejillas, pero su cobardía alejó la petición.

Llegó a casa y no pudo dormir, solo pensaba en ella, ¿como era posible que una mujer fuese tan hermosa?, sin duda mujeres bellas habían, y muchas, pero aquella mujer, con sólo mirarla, despertaba una sensación que le hacía sentir en el aire, como si nada mas existiese ella pero para ella él no existía. Temía que el deseo se convirtiera en una obsesión, y en una obsesión se convirtió.

Por la mañana se levantó, lo primero que hizo fue llamar a su amigo, aquel que les había presentado, el todavía estaba medio dormido, le dijo que si podía haberse esperado, por supuesto que no, contestó el, le pidió el numero de teléfono de Sofía, que nombre tan hermoso, después de discutir un rato su amigo le dijo que no lo tenía, pero que ella trabajaba en una tienda de ropa en el centro.

Después de desayunar, de arreglarse, de mirarse cien veces en el espejo, de ponerse perfume, de volver a mirarse en el espejo, decidió que estaba listo para salir. Cogió el auto, tardó veinte minutos en llegar al centro, allí dejo aparcó en un parking y fue caminando para buscar la tienda, Después de estar caminando y mirando en casi todas las tiendas, al final la vio, se quedó paralizado, por fin la había encontrado.

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Autor: Toni