5 de noviembre de 2025
3 de noviembre de 2025
El antifascismo como coartada
Un periodista de El Español fue brutalmente agredido en Pamplona mientras cubría los disturbios por el acto suspendido de Vito Quiles en la Universidad de Navarra.
Las imágenes no dejan espacio a la duda, con unos encapuchados que lo persiguen y le golpean hasta dejarle el rostro ensangrentado. No hay contexto que lo justifique. Pero lo más inquietante vino después, con la interpretación política.
En el nuevo catecismo progresista, los agresores pasan a ser jóvenes antifascistas que defienden la convivencia.
La víctima, un provocador más. El Partido Socialista de Navarra celebró que gana la convivencia frente al odio y luego publicó un comunicado donde condenaba la violencia, pero apuntaba que no necesitamos en nuestra tierra personas que impulsen el odio.
En otras palabras, la paliza se reprueba, pero el culpable sigue siendo el agredido. Los hechos muestran otra realidad donde el abertzalismo universitario cumple todos los requisitos del fascismo que dicen combatir.
Uniformados, violentos, fanatizados y convencidos de tener una misión redentora. Escuadristas con pasamontañas y moral de catecismo laico.
El antifascismo, convertido en religión civil, otorga bula por ejercer la violencia correcta. Si un periodista de derechas es golpeado, el silencio de la izquierda se vuelve cómplice.
Quienes repiten que hay que parar los pies al fascismo en las calles lo toman al pie de la letra. Los mismos que se dicen amenazados por la violencia política guardan silencio cuando el agredido no pertenece a su tribu.
Esa lógica es totalitaria, considera que la mera presencia de un disidente ya es una agresión. De ahí al linchamiento hay un solo paso.
En los años ochenta se hablaba de chavales de Alsasua cuando se apaleaba a un guardia civil. Hoy se habla de jóvenes antifascistas cuando se apalea a un periodista.
Decir que la convivencia gana porque un hombre acaba en el hospital es una obscenidad moral. No hay convivencia cuando unos gritan y otros callan por miedo. No hay antifascismo posible cuando se actúa como un fascista convencido de tener razón.
La violencia política siempre nace del mismo veneno, el de creer que el otro merece el golpe. El fascismo no tiene ideología. Tiene método. Y lo estamos viendo otra vez, a plena luz del día.
Autor texto: Salvador Cruz Quintana
1 de noviembre de 2025
Soy enemigo
“Soy enemigo de los lugares llenos de gente, de la fanfarronería de dinero y de linaje, de la pretensión, de la gente consumidora, de las relaciones fugaces y de las reuniones llenas de hipocresía y mentiras.”
30 de octubre de 2025
28 de octubre de 2025
¿Qué pasa cuando alguien cree que es desinformación pero en realidad es desconocimiento?
Cuando alguien confunde el desconocimiento con desinformación, se producen varios efectos negativos a nivel personal, social y cognitivo. Vamos a desglosarlo paso a paso para entenderlo mejor:
● Sesgo cognitivo y cierre mental
La persona asume que la información que no conoce o no entiende es intencionalmente falsa o manipuladora (desinformación), en lugar de reconocer que podría ser un vacío en su propio conocimiento.
Esto refuerza el sesgo de confirmación: solo se acepta lo que encaja con las creencias previas, y se rechaza lo nuevo como "engaño". Como resultado, se limita el aprendizaje y el crecimiento intelectual. Por ejemplo, alguien podría descartar un hecho científico probado (como el cambio climático) pensando que es una "conspiración", cuando en realidad no ha investigado lo suficiente.
● Propagación de errores
Al etiquetar algo como desinformación por error, la persona podría difundir su propia ignorancia. Por instancia, en redes sociales, podría acusar a fuentes confiables de "mentir", lo que genera confusión en otros y contribuye a un ciclo de desconfianza generalizada.
Esto es común en temas polarizados como política o salud: creer que una vacuna es "desinformación gubernamental" por no entender la ciencia detrás, lleva a decisiones perjudiciales basadas en miedos infundados.
● Consecuencias sociales y relacionales
Puede generar conflictos innecesarios. Imagina una discusión familiar donde uno acusa al otro de "caer en fake news" por un tema que el acusador simplemente no domina. Esto erosiona la confianza y polariza grupos.
A mayor escala, en sociedades, fomenta la "cultura de la cancelación" o el aislamiento en burbujas informativas, donde comunidades enteras se aíslan de perspectivas externas, pensando que todo lo ajeno es manipulación.
● Impacto en la toma de decisiones
En el peor caso, lleva a acciones equivocadas. Por ejemplo, en finanzas, alguien podría ignorar un consejo experto sobre inversiones creyendo que es "desinformación de Wall Street", perdiendo oportunidades por pura falta de conocimiento.
Psicológicamente, esto se relaciona con el efecto Dunning-Kruger, donde personas con bajo conocimiento en un área sobrestiman su competencia y subestiman la de otros, interpretando la complejidad como engaño.
Para evitar esto, lo ideal es fomentar la humildad intelectual: ante algo que parece "desinformación", verifica fuentes, investiga y reconoce cuando simplemente no sabes algo.
Respuesta de Grok
● Diferencia entre desinformación y malinformación
27 de octubre de 2025
26 de octubre de 2025
25 de octubre de 2025
¿Es realmente la ganadería la gran culpable del cambio climático?
En los últimos años, la ganadería ha sido señalada como una de las principales responsables del cambio climático. La cifra más repetida proviene de un informe de la FAO (2013), que estimó que este sector representa el 14,5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Esta cifra ha alimentado titulares, debates políticos e incluso campañas que proponen reducir drásticamente el consumo de productos de origen animal.
Pero ¿es correcto culpar únicamente a la ganadería? ¿O se trata de un debate en el que existen otros intereses y actores en juego? Este artículo busca responder estas preguntas con datos, análisis y contexto.
Artículo escrito en GuiaAgropecuaria















