Honradez y sentido común

11 mayo, 2009

La obsesión del deseo / Parte 3

Parte 2 pulsa aqui



Cuando llegó a casa se acostó boca arriba en la cama, decepcionado, dolido y abatido, sentía un enorme pesar en su corazón, esperaba encontrar una cara sonriente pero vio que esa cara no le sonreía a él, sino a otro hombre, ¿como podía ser tan ingenuo?. Antes de ir a verla tenía que haberse informado sobre ella, si estaba casada, tenía novio, etc. Parece ser que tenía pareja, eso le provocaba un ardor en el estómago inaguantable, se sentía estúpido por ser tan ingenuo, entre los sollozos y las lamentaciones se quedó dormido.

Pedro estaba atendiendo a un cliente, este era un cliente muy importante, su trabajo consistía básicamente de canalizar los pedidos de los clientes y asesorarlos, el que ahora atendía era muy importante, ya que era de los mas volumen de mercancía solía pedir, además Pedro solía congeniar mucho con los clientes, ayudaba a las ventas y con este tenía una muy buena amistad con el hijo.

- Entonces te mando 100 cajas.-le dijo Pedro

- Pero me tienen que llegar antes de dos días.

- Eso esta hecho, le daremos prioridad a tu pedido.

- Sí, eso me dijiste la otra vez, y te retrasaste tres días.

- Pero aquella vez no fue culpa nuestra y lo sabes, nadie tiene la culpa de que hubiese llegado aquella tormenta, nadie fue capaz de predecirla.

- Y por eso te perdono, cambiando de tema, ¿que tal fue la fiesta?

- Pues muy bien, la gente se lo pasó fenomenal, ¿Porque no fuiste?, eras bienvenido.

- Se agradece, pero ya no estoy para esos trotes, mi hijo creo que si fue.

- Sí, lo vi, hablamos un rato, creo que le gustó la fiesta.

- Hace días que no hablo con él, bueno, te dejo Pedro, un placer charlar contigo, esperaré tu pedido como acordamos.

- El placer ha sido mío, mándale saludos a la familia y hasta pronto.

Se despidieron con un apretón de manos y Pedro acompañó al cliente hasta la puerta.

Sonó el teléfono, no el de la oficina, sino el móvil, alguien conocido lo estaba llamando, mira en la pantalla quien es, ¿Sofía?, vaya, no se la esperaba, cogió al teléfono y contestó:

- Hola Sofía.

- Hola Pedro, ¿estas ocupado?

- No ahora acaba de salir un cliente, podemos hablar.

- Era para hablarte sobre el chico que me presentaste en tu fiesta, ¿sabes quien es?

- ¿Cuántos chicos te presente?, creo que fueron unos cuantos – mientras trataba de recordar.

-Bueno si, pero el único que estaba sobrio – esbozó una leve sonrisa

- Ah, ese sería Álvaro, el no bebe desde hace tiempo.

- Si creo que es ese, si es el único que no bebió, apenas pude hablar con él, y no tengo modo de localizarlo, a ver si tú me puedes ayudar.

- ¿Quieres su número de teléfono?

- Si lo tienes sí, me harías un gran favor, pero no estoy segura de que sea él.

- Eso lo sabrás hablando con quien te coja el teléfono del número que te dé.

- Así es.

Y pedro le dejó el número de teléfono, Sofía no estaba segura si era esa la persona que buscaba, pero tenía que intentarlo.

Autor: Toni