Honradez y sentido común

05 septiembre, 2009

Dialogo entre el sol y dios

Estaba con sus cabellos dorados al fuego, velando por los planetas, cuando una criatura extraña se le acercó.

- Hola Sol, ¿como estas?

- Extrañado, contestó- bien

- Ando paseando mi reino y he venido a visitarte.

- Hacia tiempo que nadie me visitaba, ¿quien eres?

- ¿No me conoces?, soy Dios soy un ser venerado por muchas personas.

- ¿Y para que te veneran?- Le preguntó el sol a Dios.

- La verdad que no lo sé, creen que así mejoraré sus vidas, no se dan cuenta que yo hace tiempo corté los hilos y dejé que tomaran sus propias decisiones.

- ¿Entonces tu no quieres usar tu poder para ayudar a la gente?

- No es que no quiera, es que no lo tengo, yo en su momento fui una ilusión que se convirtió en esperanza, una esperanza que mas tarde fue usada por unos humanos para manipular a otros.

- El sol estaba un poco contrariado- ¿Entonces como es que existes?

- Existo por el poder de la fe, por aquellas personas de buen corazón que aún creen que existo, que basándose en mi existencia, una existencia que está dentro de ellas hacen lo posible para ayudar a la humanidad.

El sol estaba inquieto, en todos sus años de existencia nadie se había acercado a hablar con el, ahora está hablando con un ser que no existe pero que existe en las personas que tienen fe en él, la verdad que era incomprensible. Así que se decidió a preguntar:

- ¿Porque has venido a verme?

- Para pedirte disculpas, tu poder ha sido ignorado por el mío.

- Pero yo no he perdido poder.

- No lo has perdido, pero muchos de tus logros me lo han atribuido a mi.

- ¿Logros?, yo sigo igual que siempre, los planetas no han dejado de girar a mi alrededor.

- Pero tu eres el astro rey, el que da la vida, el que gracias al calor que emanas las criaturas de la tierra pueden vivir, sin ti no sería posible la vida, la fuerza de tus llamas alimenta a los seres del planeta, los antiguos tenían mucha razón al adorarte.

El sol estaba un poco abrumado, el se limitada a arder y reflejar su luz lo mas lejos que pudiese, así que no entendía lo que venía a decir aquel extraño ser llamado Dios.

- ¿Por qué me cuentas todos esto?, que esperas que haga.

- No espero que hagas nada…..mejor que sigas haciendo lo de hasta ahora, dar luz para aquellos que quieran ver.

- Eso hago, nunca he dejado de brillar.-dijo el sol

- Me parece genial, nunca dejes de hacerlo. A mi me decían que estaba en todas partes sin estar en ningún sitio, tu estas en todas partes estando siempre en el mismo sitio.

En medio de la noche, el señor obispo se despierta sobresaltado, sudoroso, mira alrededor, la televisión está encendida, daban noticias: “muere de hambre en el mundo un niño cada cinco segundos mientras las riquezas de muchos organismos no dejan de crecer”, mira alrededor de la habitación del hotel, un hotel de cinco estrellas, se limpia la frente, y se toca la cadena que le cuelga del cuello, con un enorme crucifijo de oro macizo, se queda dormido y da gracias a dios por darle todo lo que tiene.

Autor: Toni