Honradez y sentido común

25 abril, 2009

Amor o deseo.

Todo el poder de una persona radica en su voluntad, independientemente de su capacidad, el deseo y las ganas, acompañan a la voluntad en el camino para conseguir el objetivo, cualquiera que sea este.
Todos los días la veía, se sentaba delante de mi pupitre, dándome la espalda, que hermosa era, para ella, yo no existía,pero para mí, era lo único en que pensaba, se llamaba Verónica..........
Siempre que se daba la vuelta, mi corazón parecía que se iba a salir del pecho, me pedía una goma, un afilador y yo quería pedirle que me dejase acariciarle las tetas. Unos pechos maravillosos, redondos, firmes, apuntando hacia el frente, se podían agarrar con la mano abierta para sentir su suavidad, sólo de pensarlo me excitaba.
Educación física, que maravillosa idea, no sólo Verónica estaba estupenda con el pantalón de chándal, habían unas cuantas chicas con unos cuerpazos, unos culitos respingones, unas cinturas de avispas, los pechos firmes, apuntando al frente. La verdad que Lucy, Yésica, Mirian y por supuesto Vero, estaban buenísimas.
Por eso me gustaba ir al colegio, no por que fuera a aprender, sino por que las chicas llevaban unas faldas en las cuales se podían mirar debajo, a veces con la suerte de ver algo maravilloso.
El verano había pasado tranquilo, sin sobresaltos, ir a la playa, jugar con los amigos, conocer gente, sobre todo a chicas, sí a chicas. No sé que me pasó, que de repente sentí una atracción inimaginable por el sexo opuesto, bueno mas bien por el sexo. Cuando hablaba con ellas no les miraba a la cara, como solía, sino mas abajo.

Autor: Toni